sábado, 23 de marzo de 2013

Sociedad y Tecnología

Sociedad y Tecnología


INTRODUCCIÓN
La Red social sociedad y tecnología pretende ser un espacio social y colaborativo donde los usuarios de la misma ejerciten y desarrollen su capacidad de aprendizaje personal en RED, social gestionado y permanente, como medio de adecuación y desarrollo profesional y ciudadano en el actual entorno en RED, interdependiente y dinámico.
Se pretende mostrar que el proceso de desarrollo es algo más que una cuestión de mercados, innovación tecnológica e industrialización; va más ligado a un proceso de pleno uso de las libertades humanas fundamentales, como las libertades sociales, económicas y políticas. El hombre ha perdido la capacidad de elegir su estilo propio de vida, se ha limitado su libertad, el entorno laboral es cada día más complejo debido a los cambios tecnológicos y la incertidumbre que esto causa.



TAREA
La ciencia y la tecnología continúan en la búsqueda de un futuro mejor y aunque es cierto que existen varios caminos hacia el futuro, para asegurar el futuro para el hombre, la tierra debe permanecer estable y homogénea.
Esta es la única condición, tener un lugar donde desarrollar nuestras formas de expresión, superar las desigualdades, tener una visión del mundo y tratar de sobrevivir.
El hombre se rezaga frente a las pocas posibilidades que le resta la automatización, el entorno laboral queda reducido y el trabajo, base fundamental sobre la cual se sostiene el núcleo de la sociedad, la familia, se ve gravemente amenazado. Por esto, la innovación tecnológica y su aplicación no es un hecho aislado. Refleja un estado determinado de conocimiento, un entorno institucional e industrial particular, una oferta disponible de aptitudes y una red de productores y usuarios en la sociedad.

PROCESO

Se realizara en equipos de 4 personas para contestar las siguientes preguntas.

¿Qué es la Sociedad?
¿Qué es la Tecnología?
¿Cómo se integran la Sociedad y la Tecnología?
¿Qué importancia tiene la tecnología en la sociedad?
¿Cómo avanza la Tecnología en la Sociedad Dominicana?
¿Cuáles son las ventajas de la Tecnología en la Sociedad?
Con la respuesta a estas preguntas los estudiantes deberán enviar un correo electrónico con el contenido.



RECURSOS:



EVALUACIÓN:
La actividad tendrá un valor de 30 puntos, los criterios a tomar en cuenta para la evaluación son los siguientes:
1-creatividdad
2-originalidad
3-ortografia
4-pertinencia de los contenidos.


CONCLUSIÓN
La competitividad de las naciones depende cada vez más de su capacidad para la innovación, pero la innovación está cada vez más asociada a características internas, a una serie de aspectos estructurales y sociales que le son propias al contexto de cada país. Las actuales tendencias para la generación de capacidades de innovación parten de identificar aquellos factores que logren integrar funciones productivas con la generación de conocimientos, de la existencia de organismos capaces de asumir los riesgos que la innovación supone, de un nuevo rol del Estado mucho más activo y del diseño de instrumentos para la transferencia de tecnología. En definitiva se requiere un cambio cultural frente a una nueva forma de competir en los mercados. La innovación es vista como un fenómeno social, en el cual la capacidad de cooperar o complementar funciones se vuelve un factor determinante del éxito.
En materia de desarrollo tecnológico nuestros países se ven muchas veces influenciados por las estrategias y el grado de avance tecnológico alcanzado en los países industrializados. Necesitamos generar una visión propia, que atienda la realidad social de nuestros países, que parta de nuestra cultura, que sea integradora, donde los factores sociales que inciden en la capacidad de innovación sean correctamente interpretados. Se requiere contribuir desde el Estado a una cultura de la innovación a un mayor relacionamiento e intercambio de conocimientos, tener la capacidad de identificar aquellos instrumentos que mejor se adaptan a cada realidad y generar una visión para una mayor cooperación en materia de innovación y desarrollo tecnológico y social.



Los Terremotos


Concepto de Terremoto

Un terremoto es el movimiento brusco de la tierra causado por la brusca liberación de energía acumulada durante un largo tiempo. En general se asocia el término terremoto con los movimientos sísmicos de dimensión considerable, aunque rigurosamente su etimología significa "movimiento de la Tierra".

Los terremotos provocan grandes daños, por lo que obligan a investigar sus causas para una predicción más eficaz. Información, concepto y significado.

 Causas de terremotos

La actividad subterránea originada por un volcán en proceso de erupción puede originar un fenómeno similar. También se ha estimado que una fuerza extrínseca, provocada por el hombre, podría desencadenar un terremoto, probablemente en un lugar donde ya había una falla geológica. Es así como se ha supuesto que experimentos nucleares, o la fuerza de millones de toneladas de agua acumulada en represas o lagos artificiales podría producir tal fenómeno.

Los terremotos tienen lugar por varias causas.

La más común tiene que ver con las placas tectónicas - un total de 12 - que forman la corteza terrestre. Cuando éstas chocan entre sí, liberan una energía acumulada que tiene fuertes consecuencias en tierra firme.

 Otra causa de los terremotos está en la actividad subterránea que originan volcanes en proceso de erupción, o incluso en la actividad humana - experimentos nucleares o la acumulación de agua en presas.

 El 90% de los terremotos se concentran en lugares cercanos a las fallas, que son zonas en las que las placas ejercen fuerza.

 Las zonas del mundo con mayor riesgo de terremotos, ¿por qué?

Un año antes del sismo en Asia, la revista estadounidense Foreign Policy identificó los sitios más propensos a tener temblores de consecuencias graves; Japón estaba en la lista.

Después de lo que aconteció en Japón, las alarmas sísmicas de todo el mundo se encendieron por la posibilidad de que ocurra otra catástrofe de proporciones mayúsculas. Apenas en el año 2010, los terremotos de Haití y Chile, así como el tsunami de Indonesia dejaron claro que la fuerza de la naturaleza puede ser desmedida.

Por este motivo, muchos investigadores buscan ubicar las zonas más propensas a un terremoto, tal como lo hizo Andrew Swift. Él, en su columna editorial de la revista Foreign Policy, redactó un artículo sobre las zonas que tienen un alto índice sismológico. 

Curiosamente, en su artículo, publicado en 2010, había puesto a Japón entre las regiones con mayor riesgo de sufrir un terremoto. Al respecto, argumentaba que su densidad de población en grandes ciudades como Tokio y Kyoto podía acarrear enormes pérdidas humanas, que alcanzaran cifras de 60 mil víctimas. 

A su vez, comentaba que la actividad sísmica en las proximidades de la Costa Nipona dejaría el país vulnerable a los tsunamis. La fuerte dependencia de Japón de la energía nuclear era otro motivo de preocupación, especialmente después de que un terremoto causara en 2007 una peligrosa fuga en una planta de Kashiwazaki. 

Curiosamente, la última catástrofe propició un gran tsunami que ocasionó una desgracia nuclear de nivel 4.

Las otras zonas más propensas a sufrir un sismo de consecuencias graves que aparecían en el artículo son:   Estados Unidos, Región Delta del Bajo Misisipi, Falla Nueva Madrid.

Una serie de sismos a comienzos del siglo XIX a lo largo de la falla de Nueva Madrid -que incluye partes de Illinois, Missouri, Arkansas, Kentucky, Tennessee y Mississippi- provocó que el río Mississippi fluyera en dirección contraria, hizo sonar las campanas de las iglesias de Boston y afectó un área más de tres veces mayor que el famoso terremoto de San Francisco de 1906. 

Swift comenta que hoy las grandes ciudades de San Luis y Memphis se sitúan dentro de la zona de peligro, enmarcada por la que se podría considerar la falla más amenazante de Estados Unidos. 

La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de EU.A., advirtió en 2008 que si se produjera un importante terremoto podría provocar “las mayores pérdidas económicas, debidas a un desastre natural en el país”. Esto en gran parte a causa de la relativa falta de preparación frente a este tipo de desastres naturales, en comparación con California y el Pacífico Noroeste.

La edición de Foreign Policy de EE.UU. identificó los cuatro sitios más riesgosos en materia sísmica, además de Japón, que tradicionalmente es ubicado como el territorio con más peligro de terremotos.
Turquía. Línea de falla: Norte de Anatolia. Último gran terremoto: Duzce, en 1999.
Motivos para preocuparse: El terremoto de 1999 en Izmit -situado junto al mar de Mármara, y justo al sureste de Estambul- mató a casi 18 mil personas. El de Izmit fue el último de una serie de sismos que se han producido hacia el oeste de Turquía durante 70 años. Otro ocurrido sólo tres meses después en Duzce, causó la muerte de casi 900 personas. En las cuatro últimas décadas, Turquía ha sufrido más de seis terremotos con más de mil víctimas.
Los científicos afirman que es probable que el próximo temblor se produzca ligeramente al oeste de Izmit, ubicada al sur de Estambul, una ciudad de 12 millones de habitantes. Es probable que la acumulación de tensión sísmica, dé como resultado una serie de sismos más pequeños, más que un único superterremoto, pero eso no ofrece mucho consuelo a los residentes de una de las ciudades más antiguas y de mayor importancia histórica del mundo.
 
Australia. Línea de falla: entre la placa del Pacífico, la Filipina y la Euroasiática. Último gran terremoto: Newcastle, en 1989.
Motivos para preocuparse: A diferencia del resto de los países de esta lista, Australia en realidad no está colocada a lo largo de una falla entre dos placas tectónicas, es decir que tiene una localización intraplaca, lo que difícilmente es un motivo de tranquilidad. La actividad sísmica del país es el resultado de la presión de placas tectónicas que están lejos del continente, lo que significa que de manera literal cualquier parte de Australia está bajo una amenaza potencial y que los temblores en este país son extremadamente difíciles de predecir.

La mayoría de los terremotos de Australia, incluyendo los diez que se produjeron en 2008 de una magnitud superior a 4,0, se han desencadenado en el desolado centro del país, causando daños mínimos. Pero lo impredecible de las sacudidas sísmicas ha conducido a una falsa sensación de seguridad: los materiales de construcción en ciudades importantes como Sydney están viejos y corroídos y son vulnerables, como puso en evidencia un terremoto relativamente menor de magnitud 5,5 en 1989 en Newcastle que causó daños por más de 1.400 millones de dólares. Un temblor cerca de Sydney, que tiene una población 15 veces superior a Newcastle, resultaría mucho más mortífero.
 
Nepal.  Líneas de fallas: Cabalgamiento Frontal Himaláyico (HFT, en sus siglas en inglés), Cabalgamiento Marginal (MBT), Cabalgamiento Central (MCT). Último gran terremoto: 1988, en la región fronteriza entre Nepal e India.
Motivos para preocuparse: Justo al sur de la cordillera del Himalaya, y a sólo 241 kilómetros al suroeste del Monte Everest, la capital Nepalí de Katmandú se sitúa precisamente en la frontera entre la placa India y la Euroasiática. A pesar de que en los últimos años no se han producido importantes terremotos en el área, los geólogos advierten de que las numerosas fallas a lo largo del Himalaya ponen la capital Nepalí en riesgo de un enorme episodio sísmico.
 
Lo que es peor, el grado de preparación para los terremotos de Nepal es pésimo, gracias a los malos métodos de construcción y una población urbana que crece rápidamente. La ausencia de actividad sísmica reciente es de hecho otro motivo de preocupación -habitualmente cuanto más tiempo pasa entre los seísmos más probables resulta que el siguiente sea especialmente potente. Al igual que Haití, Nepal se ha visto sacudido por recientes episodios de convulsión política. En 2006 terminó una guerra civil que ha durado 10 años, y desde entonces la estabilidad política y el desarrollo económico han sido mínimos, obstaculizando la capacidad de las autoridades para prepararse para un desastre natural.
 
Como se mide un terremoto

Hasta hace poco los científicos medían los seísmos utilizando la escala de Richter, desarrollada por los sismologuitas americanos Charles F. Richter y Beno Guatenberg en 1093 y 1940.   

En su escala logarítmica de magnitud de un terremoto, cada número representa una intensidad diez veces mayor que la anterior. Ningún terremoto ha superado los 9,5 grados de Chile el 22 de mayo de 1960.

La escala de Richter mide solo la magnitud. Otras escalas se encargan de categorizar los terremotos utilizando otros criterios. La escala sismológica de magnitud del momento mide la zona de roca desplazados, la rigidez de la roca y la distancia media de desplazamiento.

La escala sismológica de Mercalli utiliza números romanos para calificar un terremoto por sus efectos sobre el entorno. Durante un terremoto que nominal I, las personas no sienten ningún movimiento de la Tierra. Durina uno V, casi todo el mundo ha sentido el movimiento. En un terremoto X, los edificios se derrumban, las presas se rompen y se forman grietas en el suelo.

 Recomendaciones ante un sismo

Antes de un sismo

·         Establecer un plan de emergencia sísmica para el lugar.

·         Ubicar y señalizar zonas seguras o libres de riesgo.

·         Designar responsables para cortar los servicios de agua, gas, luz y otros suministros.

·         Disponer de luces de emergencias, linternas y radio a transistores.

·         Verificar periódicamente el funcionamiento de puertas y portones.

·         Señalizar y mantener libre de obstáculos las vías de escape.

·         Establecer un plan de emergencia familiar.

·         Participar activamente del funcionamiento del plan de emergencia sísmico.

 
Durante el sismo

·         Tener calma y proceder de acuerdo a lo establecido en el plan de emergencia.

·         No permanecer en lugares donde existan objetos cuya caída pueda provocar accidentes.

·         No salir a balcones bajo ninguna circunstancia.

·         No usar ascensores.

·         Si se encuentra en un local con aglomeración de personas (autoservicios, templos, cines, etc.), permanecer en el lugar y aplicar las medidas de protección. No acudir inmediatamente a la salida.

·         Ser solidario con los semejantes frente a la emergencia.

 Después de un sismo

·         Intentar resolver los problemas inmediatos; la ayuda puede tardar en llegar.

·         Verificar si hay heridos y practicar los primeros auxilios.

·         No caminar descalzo, ni a oscuras.

·         Controlar que no haya pérdidas de agua, gas y electricidad.

·         Observar si el edificio esta deteriorado y actuar, en consecuencia, de manera ordenada.

·         No usar, salvo casos de extrema necesidad, el teléfono, vías de transporte y servicios públicos.

·         No encender fósforos, ni conectar llaves eléctricas. Utilizar linternas a pilas o baterías para iluminarse.

·         Estar informado a través de cualquier medio, ya que puede recibir noticias y recomendaciones importantes.

·         No propagar rumores infundados.

·         Obedecer las instrucciones del personal encargado de manejar la emergencia sísmica.

República Dominicana, un país sísmico y las provincias con más riesgo

La posición de la isla Hispaniola, justo en el borde de interacción entre la placa tectónica  de Norteamérica y la placa tectónica del Caribe, específicamente en el borde norte de la placa del Caribe, provoca que toda la isla, pero especialmente la región septentrional, sea considerada como de alto riesgo sísmico, lo que se evidencia al pasar revista a nuestra historia sísmica, donde encontramos seis devastadores terremotos.

Esos devastadores sismos, ocurridos en 1562, 1783, 1842, 1887, 1904 y 1946 han destruido importantes ciudades dominicanas, principalmente en la Región Norte;  apreciándose que los últimos cuatro grandes sismos  tuvieron una separación de 59, 45, 17 y 42 años,  por lo que es de esperarse que en un futuro relativamente cercano,  el país sea afectado por una fuerte sacudida sísmica, ya que desde 1946 hasta el presente han  transcurrido 57 años.

Pero no obstante, el alto riesgo sísmico de nuestro territorio y no obstante, la proximidad de un evento sísmico importante, el país no está preparado ni física, ni síquica, ni logísticamente para enfrentar un terremoto de magnitud superior a 7.0 grados en la escala de Richter, puesto que la mayor parte de la población dominicana, por no haber  vivido la experiencia del último gran terremoto del 4 de agosto de 1946, tiende a subestimar el riesgo sísmico  en la  República Dominicana.

En la actualidad, el país tiene en operación cinco estaciones sismológicas, desde las cuales se reciben las informaciones vía internet o satelital. Están ubicadas en Santo Domingo, San Juan, Santiago, Samaná y Punta Cana.
 
Terremotos que hemos tenido en los últimos tiempos

En 1562 son destruidos Santiago y La Vega, y Puerto Plata sufre daños.
 
En 1614 hubo un terremoto que dañó seriamente a Santo Domingo. Hubo réplicas por 42 días.

En 1673 mueren 24 personas y la ciudad de Santo Domingo es destruida, réplicas por 40 días.
Año 1691 fue la destrucción de Azua y daños en Santo Domingo.
 
En 1751 Azua fue destruida, ruinas en El Seibo, daños en Santo Domingo, Puerto Príncipe y en Croix-des-Bouquets en Haití, también se produjo un maremoto, este sismo afectó todo el sur de la isla.
 
En 1761 fue sentido en todo el sur de Azua, destruida de nuevo, daños en Neiba, San Juan; se sintió en La Vega, Santiago y Cotuí.
 
En 1842 catástrofe en toda la isla, maremoto en las costas del norte, 5,000 a 6,000 muertos en Haití, destruidas Santiago, Cabo Haitiano y Mole Saint-Nicolás, muchos edificios destruidos en Santo Domingo.
 
En el 1897 Santiago, Guayubín, Guanábano - abajo, Altamira, Navarrete. Catedral y Palacio de Gobiernos en ruinas. Roturas del cable submarino de Puerto Plata, deslizamiento en las montañas al norte de Santiago.

 El 4 de Agosto del año 1946 sismo de magnitud 8.1 en el nordeste del país, produjo daños en todo el país, causó maremoto en la provincia de Nagua, y borró así la población pesquera de Matancitas, este fue uno de los sismos mayores del siglo XX.

 Zonas de nuestro país que son más afectadas por los terremotos

En la República Dominicana, la historia registra el sismo más grande ocurrido en la región del Caribe en el año 1946 con una magnitud de 8.1 grados. También han ocurridos varios terremotos de 6.5 grados.

En Santiago y Puerto Plata hay edificaciones que exhiben las secuelas de los efectos que ocasionó el sismo, y las huellas sicológicas están presentes en la ciudadanía, que aún recuerda el pánico que se vivió la noche de aquel día.

El bloque septentrional - integrado por el valle del Cibao, la bahía de Samaná, la cordillera septentrional, la península de Samaná y la costa Atlántica- es el que registra la mayor actividad sísmica de toda la isla y donde se han producido los sismos “más devastadores” de los últimos 500 años.

Entre las principales fallas geológicas que pueden generar sismos están la falla Septentrional que es un rasgo geológico que va desde Montecristi, cruza las provincias Espaillat, Duarte, María Trinidad Sánchez y Samaná, y continúa hacia la zona de Puerto Rico.
Otra falla se registra en la zona de San José de Ocoa, donde existe un sistema de hendiduras que va desde esta provincia, cruza la zona de San Juan de la Maguana y se interna en el territorio haitiano. Esta falla ha sido la causante de grandes sismos ocurridos en el país.  Además, existe una falla importante en la generación de sismos en la región de Bonao y Hatillo en Cotuí. Esta falla puede provocar terremotos de una magnitud de 5 hasta 6.5 grados.

Existen  rasgos geológicos fuera de la isla que puede producir terremotos, entre ellas una conocida como la Trinchera de Puerto Rico, ubicada en la parte norte de esta isla, y al noroeste de Samaná y norte de Higuey.  Otra falla es la conocida como la Trinchera de los Muertos, ubicada a unos 80 kilómetros al Sur de República Dominicana, que también podría originar sismos.

viernes, 22 de marzo de 2013

El profesor como mediador o facilitador del aprendizaje



Los cambios que se producen en la sociedad y que determinan el desplazamiento del modelo tradicional de formación, generan la necesidad de redefinir el papel del profesor y, en consecuencia, de proponer nuevas alternativas para su formación y desarrollo profesional.

 La necesidad de un nuevo papel del docente ocupa un lugar destacado en la retórica y en la práctica educativa actual, ante la necesidad de construir nuevos modelos de formación y de renovar las instituciones. El perfil y el papel de este "nuevo docente" han llegado a configurar un largo listado de "competencias deseables", en el que confluyen tanto postulados derivados de enfoques eficientistas de la educación, como otros propuestos por las corrientes progresistas, la pedagogía crítica o los movimientos de renovación educativa. Así, el "docente eficaz" es caracterizado como un sujeto polivalente, profesional competente, agente de cambio, practicante reflexivo, profesor investigador, intelectual crítico e intelectual transformador (Barth, 1990; Delors y otros, 1996; Hargreaves, 1994; Gimeno, 1992; OCDE, 1991; Schon, 1992; UNESCO, 1990, 1998).

 Se asume que el nuevo docente desarrolla una pedagogía basada en el diálogo, en la vinculación teoría-práctica, la interdisciplinariedad, la diversidad y el trabajo en equipo; que es capaz de tomar iniciativas para poner en marcha ideas y proyectos innovadores; que desarrolla y ayuda a sus alumnos a apropiarse de los  conocimientos, valores y habilidades necesarios para aprender a conocer, a hacer, a convivir. Asimismo, incorpora a su práctica el manejo de las nuevas tecnologías tanto para la enseñanza en el aula y fuera de ella como para su propio aprendizaje permanente. Además, debe ser percibido por los alumnos a la vez como un amigo y un modelo, alguien que les escucha y les ayuda a desarrollarse (UNESCO, 1996).

 El papel tradicional del docente, que transmite de manera conservadora un curriculum caracterizado por contenidos casi exclusivamente académicos resulta, indiscutiblemente, poco pertinente para el momento actual.

El nuevo papel del profesor debe consistir en la creación y coordinación de ambientes de aprendizaje complejos, proponiendo a los estudiantes un conjunto de actividades apropiadas que les apoyen en la comprensión del material de estudio, apoyados en relaciones de colaboración con los compañeros y con el propio docente.

En otros términos, el profesor debe actuar como mediador del aprendizaje, ubicándose más allá del modelo de profesor informador y explicador del modelo tradicional. Esto supone que pueda seleccionar adecuadamente los procesos básicos del aprendizaje en cada materia y subordinar la mediación a su desarrollo, a través del uso de estrategias cognitivas y metacognitiva.

Los cambios en la función docente han sido expresados por Collins (1998) y suponen el tránsito:

Ø   De una enseñanza general a una enseñanza individualizada

Ø  De una enseñanza basada en la exposición y explicación a una enseñanza basada en la indagación y la construcción

Ø  De trabajar con los mejores estudiantes a trabajar con grupos diversos

Ø   De programas homogéneos a programas individualizados

Ø  Del énfasis en la transmisión verbal de la información al desarrollo de procesos de pensamiento

Se requiere, en consecuencia, de un profesor entendido como un “trabajador del conocimiento” (Marcelo,2001), más centrado en el aprendizaje que en la enseñanza, diseñador de ambientes de aprendizaje, con capacidad para optimizar los diferentes espacios en donde éste se produce, atendiendo particularmente la organización y disposición de los contenidos del aprendizaje, con un seguimiento permanente de los estudiantes.

Se espera que el profesor, en esta nueva orientación centrada en el aprendizaje del estudiante, sea capaz de responder a los rápidos cambios en el conocimiento científico tecnológico y en las concepciones del aprendizaje, que utilice de manera creativa e intensiva las nuevas tecnologías, que reoriente su enfoque pedagógico hacia una enseñanza más personalizada, a partir de la comprensión de las diferencias individuales y socioculturales; que conozca y pueda aplicar nuevas concepciones de gestión del proceso educativo, generando liderazgo académico, y que pueda  vincularse con diversas instituciones e instancias que promueven aprendizajes formales e informales.

La enseñanza universitaria, particularmente, muestra una gran preocupación por lograr un desempeño docente de mejor calidad. En este nivel educativo el interés por la transformación del personal docente es mayor, considerando que muchos profesionales llegan a la docencia sin elementos de formación específicos para realizar actividades de enseñanza.

La ANUIES (2000) propone, en relación con los roles que habitualmente han desempeñado los profesores:
  • Deberá generarse una importante transformación, de manera que ya no sean fundamentalmente conferencistas o expositores, sino además, tutores; guías que conduzcan los esfuerzos individuales y grupales del autoaprendizaje por parte de los alumnos; personas que los induzcan a la investigación o a la práctica profesional; y ejemplos de compromiso con los valores académicos humanistas y sociales que las instituciones de educación superior promueven.

Si lo que se busca en la formación universitaria no es solamente el almacenamiento de información y la repetición rutinaria de tareas, sino la comprensión y transferencia de lo que se aprende, es necesario que el profesor aprenda la forma de implicar a los estudiantes para que construyan el conocimiento de manera activa, participando y colaborando con otros compañeros, y requiere de un conocimiento más profundo de las disciplinas que enseña así como de las formas pertinentes de representarlas para que sean comprensibles al estudiante. Grossman, (1990) citado por Marcelo( 1998) presenta el siguiente diagrama: